martes, 30 de junio de 2009
No es la necesidad ni el deseo, sino el amor al poder el demonio de los hombres. Aunque se les diera todo seguirían sintiéndose desdichados e insatisfechos, porque el demonio del poder espera y espera y quiere ser satisfecho. Si se priva a los hombres de todo y se satisface a ese demonio, se sentirán felices, tan felices como pueden ser los hombres y los demonios.
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